El streuobst
Es el sistema agroforestal tradicional más destacado de la Europa templada. Consiste en árboles frutales dispersos (gestreut,
en alemán) en las tierras agrícolas, y en España se conoce también con
la denominación de «árboles en diseminado». Los términos près vergers, en francés, y fruit-tree meadows,
en inglés, designan bá sicamente el mismo sistema, aunque se refieren
únicamente a los árboles frutales de las praderas. Sin embargo, bajo los
árboles puede haber también cultivos. Esta era una práctica habitual
hasta los inicios del siglo XX. En la actualidad, el Streuobst se presenta preferentemente en las praderas.
El Streuobst consiste
en árboles frutales comunes con una densidad de entre 20 y 100 árboles
por hectárea. También las hileras de frutales en las calles se
consideran una forma de Streuobst. En cambio, no ocurre lo mismo
con los frutales de los huertos familiares ni de los huertos
aprovechados de forma intensiva con la finalidad exclusiva de la
producción frutícula.
La historia del Streuobst se
inició en el siglo XVI, cuando comenzaron a plantarse cada vez con
mayor frecuencia árboles frutales fuera de los huertos familiares, en
las tierras de cultivo. En esa época, comenzó a adquirir importancia la
producción comercial y las frutas se elaboraban para obtener productos
que pudieran almacenarse, como la sidra, el mosto, purés de frutas,
fruta conservada en jarabe y aceite de nogal, por nombrar sólo algunos.
La demanda del mercado aumentó en el siglo XIX cuando el desarrollo del
ferrocarril hizo posible la venta de fruta fresca en mayor escala en los
mercados urbanos. Siempre ha tenido importancia también la producción
de fruta con fines de subsistencia, particularmente en tiempos de
guerra. En Alemania, la última plantación en gran escala de árboles
frutales del sistema Streuobst tuvo lugar durante y después de la
segunda guerra mundial, en que el suministro de fruta fresca en el
mercado era insuficiente (Weller et al., 1986).
La oferta y la demanda del mercado y la producción de subsistencia sólo explican en parte el éxito del Streuobst.
Las autoridades políticas apoyaron su desarrollo desde el comienzo. Por
ejemplo, había decretos y reglamentos que vinculaban la autorización
para asentarse y para contraer matrimonio a la obligación de plantar un
determinado número de árboles frutales, o que exigían la implantación de
viveros frutales en las aldeas para producir material de plantación
destinado a los agricultores. En 1752, Federico II el Grande ordenó
instalar en cada aldea un vivero comunitario de árboles frutales bien
provisto, que debía ser gestionado por un hombre capacitado para manejar
y cuidar los árboles y que pudiera educar a los aldeanos. En esos
viveros siempre tenía que existir un número suficiente de árboles
frutales para que cuando se establecieran todos los huertos, se pudiera
extender la plantación a las calles de la aldea. Si se obtenía un
excedente de fruta, debía venderse a las ciudades. Los intelectuales
también apoyaron el Streuobst, constituyendo lo que hoy se
considerarían organizaciones no gubernamentales. A comienzos del siglo
XIX, sacerdotes, médicos, químicos y profesores se reunían en sociedades
pomológicas (la pomología es la ciencia del cultivo, almacenamiento,
elaboración y comercialización de la fruta) y recogieron, describieron y
evaluaron las numerosas variedades de fruta existentes para promocionar
las que tenían un valor especial (Lott, 1993).
El Streuobst alcanzó
su punto culminante a mediados del siglo XX, momento a partir del cual
comenzó a ser sustituido por la producción intensiva de fruta con
árboles enanos. En la actualidad, la mayor parte de la fruta que se
consume en Europa procede de huertos de frutales explotados de forma
intensiva. También esta evolución se puede explicar por la interacción
de los factores del mercado y la intervención de los gobiernos. Los
gobiernos nacionales y la Unión Europea subvencionaron el abandono del
cultivo de manzanos, perales y melocotoneros del sistema Streuobst, porque se consideraba que ya no era rentable. En Baden-Württemberg (Alemania), el número de árboles del Streuobst disminuyó de 24 a 11 millones entre 1951 y 1990 (Stati-
stiches Bundesamt Wiesbaden, 1954; Maag, 1952). Actualmente, en Europa hay alrededor de un millón de hectáreas de Streuobst en 11 países (Herzog, 1998). Existe una serie de fajas de Streuobst que recorren el norte de Francia, el sur de Alemania y Suiza hasta Polonia (Figura 1).
stiches Bundesamt Wiesbaden, 1954; Maag, 1952). Actualmente, en Europa hay alrededor de un millón de hectáreas de Streuobst en 11 países (Herzog, 1998). Existe una serie de fajas de Streuobst que recorren el norte de Francia, el sur de Alemania y Suiza hasta Polonia (Figura 1).
La proporción de tierra agrícola donde se practica el sistema Streuobst es
especialmente elevada en las zonas montañosas, donde el relieve reduce
las posibilidades de aprovechar la tierra de forma más intensiva. En el
norte de España, en los departamentos franceses de Normandía, Lorena y
Alsacia, en el estado federal de Alemania de Baden-Württemberg y en
algunas zonas de
Suiza, el sistema Streuobst se extiende por el 5,4 por ciento de la superficie agrícola (Herzog, 1998). Sin embargo, no existen estadísticas de la extensión del Streuobst o de otros sistemas arbó reos del paisaje agrario para muchos países europeos. Tampoco se dispone de estadísticas nacionales sobre las tendencias a este respecto.
Suiza, el sistema Streuobst se extiende por el 5,4 por ciento de la superficie agrícola (Herzog, 1998). Sin embargo, no existen estadísticas de la extensión del Streuobst o de otros sistemas arbó reos del paisaje agrario para muchos países europeos. Tampoco se dispone de estadísticas nacionales sobre las tendencias a este respecto.
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